domingo, 25 de septiembre de 2011

PRINCIPAL PROMESA DE SAMUEL MORENO: "MOVILIDAD" QUEDÓ EN VEREMOS



Hace exactamente cuatro años, Samuel Moreno saboreaba las mieles del triunfo después de ser elegido alcalde mayor de Bogotá, y casi un millón de bogotanos aplaudían la llegada del hombre de las manillas, que haría realidad el sueño de la primera línea del metro.
Pero no era solo eso. Era también el Sistema Integrado de Transporte Público, la continuidad de las políticas sociales de su antecesor (Lucho Garzón) y la defensa del ambiente, todo dentro del marco de un programa de gobierno llamado Bogotá Positiva.
¿Qué queda de todo esto? Depende del cristal con que se mire. Para la administración, se avanzó más de lo que muchos esperaban: se trazó la primera línea del metro, se multiplicaron los programas sociales, se estableció la gratuidad educativa y se llegó a un acuerdo con el duro gremio del transporte para sacar adelante el Sistema Integrado. Pero antes del primer año de gobierno comenzaron los rumores sobre la politización de sectores claves, como salud y educación, y sobre licitaciones dudosas. Eso le costó la salida al primer Secretario de Movilidad.
El metro estuvo rodeado de debates políticos por el trazado y los costos de la obra. Hoy, su futuro aún es motivo de discusión. El Sistema Integrado terminó firmándose tras un paro de buses. Al final, a juicio de los expertos, la estrategia terminó beneficiando más a los transportadores que a la ciudad. Pero el tema crítico fue la fase III de TransMilenio -adjudicada en la era Garzón-, que se entregaría en menos de dos años y que era considerada clave para mejorar la crisis de movilidad en Bogotá.
Todo se vino a pique cuando EL TIEMPO denunció el 22 de enero del 2010 las primeras demoras en la entrega de la troncal. En junio del 2009, varios concejales, encabezados por Carlos Fernando Galán, alertaron sobre el tema y hablaron de las primeras irregularidades. El tramo más cuestionado fue el entregado al Grupo Nule, que luego se vio obligado a cederlo a Conalvías. Ante esto, los empresarios denunciaron presiones de la Alcaldía y estalló el escándalo de la contratación, que envió a la cárcel al Contralor, a varios funcionarios del IDU, al hermano del Alcalde (Iván Moreno) y a los propios Nule.


Cuatro años después, el metro sigue en veremos, el arranque del Sistema Integrado ha sido aplazado varias veces y este año ya no rodarán los buses rojos por la calle 26. Es decir, la principal promesa de Moreno, mejorar la movilidad, sigue en veremos.
Pero quizás el costo más difícil de asimilar, por lo intangible, es el del estado anímico de los bogotanos, que han debido soportar todos estos años en medio de trancones y escándalos de corrupción, en una ciudad que en el pasado fue reconocida mundialmente por sus logros. Según la más reciente encuesta de 'Bogotá, cómo vamos', el nivel de orgullo por la ciudad se redujo dramáticamente (de 73 a 56 por ciento); la favorabilidad del Alcalde tuvo una caída histórica (al 11 por ciento) y hay una evidente señal de que durante este cuatrienio la gente le perdió el miedo a la autoridad.
Moreno ha dicho que su legado será para el próximo alcalde. Quizás así sea, pero hoy, ya tras las rejas, los bogotanos sienten que les quedó debiendo lo prometido.


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