viernes, 11 de noviembre de 2011

GUERRA EN EL CONGO

Guerra en el Congo


Después de ocho años de haber firmado el acuerdo de paz, aún existen algunos grupos rebeldes.



Devastada por conflictos armados internos entre 1993 y 2003, la República del Congo tiene aún una cuenta pendiente con la guerra: destruir las toneladas de minas que todavía ponen en peligro la vida de muchas personas.

Han pasado ocho años de la firma del acuerdo de paz que posibilitó al Gobierno del presidente Denis Sassou Nguesso poner en marcha un programa de desmovilización de excombatientes y de fortalecimiento de las instituciones democráticas.

No obstante, algunos miembros de antiguas milicias siguen activos y la cicatriz de la guerra civil, que dejó miles de muertos, se percibe en los artefactos explosivos que permanecen diseminados por el territorio del país, llamado también Congo-Brazaville y que no hay que confundir con la vecina República Democrática del Congo.

Durante años, el Gobierno congoleño, que se incorporó en 2001 a la Convención de Ottawa (Tratado de Prohibición de Minas Antipersonal), negó la existencia de minas en su territorio o limitó el problema a la frontera con el enclave angoleño de Cabinda.

De hecho, el Congo no cuenta con un organismo oficial dedicado a eliminar las minas y sólo dispone de unas docenas de soldados entrenados para ese propósito por la ONG británica Mines Advisory Group (MAG, Grupo de Asesoramiento Contra las Minas).

Sin embargo, "la República del Congo continúa estando, de manera muy significativa, contaminada por restos de explosivos de la guerra", subraya MAG en su web.

MAG empezó a operar en el país africano en 2007 en colaboración con las Fuerzas Armadas Congoleñas (FAC) y, desde entonces, ha destruido más de 700.000 armas y municiones (unas 140 toneladas).

La ONG empezó el pasado junio un nuevo programa de descontaminación que, hasta la fecha, ha retirado 26.000 artefactos (unas tres toneladas) en el barrio de La Poudriére, cerca del aeropuerto Maya-Maya de Brazaville.

Financiado por la Unión Europea (UE), el programa prevé extraer otras tres toneladas hasta el final de las operaciones, previsto para marzo de 2012. La Poudriére albergó antaño un depósito de armas de las FAC que fue destruido durante la guerra civil de 1997.

Tras la guerra, la zona volvió a ser ocupada por la población sin una limpieza previa, y aún ocurren numerosos accidentes mortales sufridos por los chatarreros que buscan metales para hacer negocio.

Uno de esos chatarreros, José M., oriundo de la República Democrática de Congo, es un recolector de metales que vende a los joyeros y escultores de bronce, y luce todavía las cicatrices de un grave percance en su memoria y su carne. Hace dos años, este joven de veinte años perdió a un compañero mientras ambos intentaban recoger un obús de pequeño calibre que pensaban que estaba desactivado.

"En la explosión del artefacto, yo perdí dedos de la mano y padezco aún las secuelas en la espalda", comentó a Efe José M., reconvertido en comprador ambulante y restaurador de viejas joyas. El peligro para los ciudadanos que residen en áreas contaminadas, donde a veces ocurren explosiones espontáneas, es evidente, como advierte Camille Ngoma, responsable de MAG en el Congo.

"Explicamos a las poblaciones que estos objetos son extremadamente peligrosos y que no deben arriesgarse a tocarlos o moverlos", dijo Ngoma, quien llamó especialmente la atención a las agricultoras instaladas en el citado barrio y que se dedican al cultivo de mandioca y cacahuetes.

"Generalmente, por ignorancia, (esas mujeres) vuelven a los campos y prenden fuego, lo que provoca la explosión de diferentes municiones", lamentó Ngoma. Poco después del cese de las hostilidades en 2001, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) impulsó, con ayuda de la UE, un programa de descontaminación que hizo posible la localización y eliminación de 12.000 armas y municiones.



Transcurrida una década del fin del conflicto, ninguna fuente fiable ha sido capaz de determinar los explosivos que existen en el país. Según confiesa a Efe un artillero retirado, "los diferentes regímenes que se han sucedido en el poder en Brazaville han usado milicias equipadas con armas adquiridas por distintos medios".

Ante esa dispersión del armamento, agregó el exmilitar, "varias operaciones de limpieza de minas serán necesarias para garantizar la seguridad de las población".





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